¿EDUCAR EN CASA? LA PUNTA DEL ICEBERG
Ante tanta información que podemos obtener de la red ante este tema o en materiales didácticos especializados voy a centrar mi reflexión en base a mi propia experiencia, sin más.
Ahora en tiempos de Covid 19 puede ser una solución ideal para muchas familias que tienen miedo del dichoso “bicho”. Pero esta idea de educar en casa puede y depende en gran medida del tipo de entorno, familia y contexto social. Sin ir más lejos yo no fui hasta los seis años a un centro educativo. No fui a infantil porque según decía mi madre el verme tan pequeñita se le partía el alma, el hecho de poder verme subir al autobús cargando mi mochila entre niños y niñas mayores. Esa condescendencia no es lo más pedagógico que exista, no hay que tener una experiencia avalada en psicopedagogía para entenderlo ¿o sí? Realmente, considero que esas prácticas condescendientes podían ser muy habituales porque la educación podía ser sustituida. En muy pocas profesiones ocurre eso, y sí lo llamamos profesiones son porque implican una formación previa. Intrusismo ni más ni menos.
Para educar en casa hace falta primero que la familia tenga todos los medios y recursos para ello. Cuando hablo de recursos me refiero a humanos también. Qué el entorno sustentador o la familia pueda educar desde casa disecciona a mi modo de ver todo el aprendizaje con respecto al grupo de iguales. Por no hablar de la interacción con otros modelos de personas adultas como es el profesorado.
Llegué a primaria sabiendo leer y escribir mejor que el resto de mi clase. En casa se dedicaron con empeño a ello. Sin embargo, descuidaron otras materias como por ejemplo las matemáticas y se me atragantaron a la primera nada más llegar al aula. Ni me interesaban porque no había tenido un modelo de referencia, no me atraían en absoluto, las matemáticas simplemente estaban vacías, no decían nada como sí lo hacían las palabras. Esto me costó clases particulares por doquier incluso ya en la universidad porque la estadística en antropología me hizo sudar un poco.
¿Qué quiero decir con esto? El refrán de “zapatero a tus zapatos” me parece bien aquí. La buena intención no es suficiente. Si la familia puede disponer de toda la red de recursos con los que cuenta la escuela y proporcionar la interacción necesaria con el grupo de iguales perfecto. Pero me temo que educar en casa aparte de ser una alternativa temporal en tiempos de Pandemia es un perfecto caldo de cultivo para el fracaso escolar. Abajo os dejo una noticia muy actual que nos deja ver más allá de la somera punta del iceberg.
Toda la razón Silvia cuando citas el dicho de “zapatero a tus zapatos”. Veo tan importante tener los recursos suficientes como la interacción con otro grupo de personas ( tanto niños como profesores)
ResponderEliminarGracias Belén, la escuela debería de ser un lugar muy confortable. Trabajaremos porque así sea 💪
ResponderEliminar